Foto cortesía de Jesús Menéndez
La cosa no pintaba muy bien; el día amanecía con frío y lluvia, tal y como habían previsto los programas meteorológicos. Me estrenaba en el RAM (Red de Aves Marinas y Cetáceos) del Cabo de Ajo, con Javier Palazuelo y Jesús Menéndez (coordinador de puesto).
En vista de que nos íbamos a calar hasta los huesos en Ajo, decidimos ir al Cabo Quejo (Isla), a un lugar conocido por mis dos compañeros en el que estaríamos resguardados del viento y la lluvia. Lo más destacado de la mañana fue un grupo de calderones comunes (Globicephala melas) hacia el Este, que posteriormente cambió su rumbo para dirigirse al Oeste, era la primera vez que observaba esta especie. También un grupo de delfines mulares (Tursiops truncatus) que yo no acerté a ver, una lástima. Además había varios alcas y araos nadando bastante cerca, un bando de cucharas hacia el Oeste, cormoranes moñudos, un negrón común, algunos alcatraces y, como anécdota, un halcón peregrino apareció frente a nosotros con una presa en sus garras, que posteriormente devoró justo encima de nuestra posición, ya que, de vez en cuando, veíamos caer pequeñas plumas.
En general, la meteorología no acompañó demasiado y la sesión fue un tanto pobre y decepcionante en cuanto a observaciones. En ese momento no era consciente de lo que estaba por llegar.
Tras despedirme de mis compañeros ornitólogos tomé rumbo a Ajo con la intención de meterme en casa para entrar un poco en calor pero, cuando pasaba a la altura de Bareyo, miré hacia la ría y observe que había un número importante de gaviotas, por lo que finalmente me dirigí al lugar desde donde normalmente observo la avifauna presente en el estuario.
En un maizal segado aledaño al estuario se encontraba un grupo de gaviotas alimentándose; en éste había algunas reidoras, un ejemplar de 1er año-calendario de gaviota cana (3ª cita en el estuario este otoño), un ejemplar también de 1er año-calendario de gaviota enana que llevaba en la zona al menos desde el 09/12 y, finalmente, un ejemplar de la misma edad de una especie que nunca habría imaginado que podía llegar a contemplar en ese lugar. Estaba ante un precioso ejemplar de 1er año-calendario de Gaviota de Sabine (Larus o Xema sabini), especie que todavía no había avistado nunca, ni siquiera desde la costa.
Embargado por la emoción del momento, quise que alguien más viese el ave, así es que llamé a Jesús Menéndez y le comuniqué lo que acababa de ver; raudo y veloz éste acudió a donde me encontraba y pudo observar de primera mano tan extraño e inusual avistamiento en el entorno de un estuario.
En efecto, la Gaviota de Sabine es un ave eminentemente pelágica fuera de sus colonias de cría en el ártico, y tan extraña cita seguramente sea debida a que el ave estaba “tocada” por el temporal y se ha resguardado en el estuario para recuperar fuerzas antes de continuar con su ruta migratoria. Los ejemplares observados en Europa provienen generalmente del norte de Canadá y Groenlandia, y pasan frente a nuestras costas desde Agosto a Octubre en busca de sus cuarteles de invierno en las aguas del suroeste de África, por lo que esta cita es además bastante tardía.
Estuvimos un rato más observando y detectamos la presencia de gaviotas argénteas adultas entre la masa de patiamarillas y sombrías; al menos 3 ejemplares. Después de comer, me dirigí nuevamente a la ría armado con la cámara para plasmar tan excepcional avistamiento. La lluvia me dió un poco de tregua y me dejó hacerle unas cuantas fotos y videos al ave. Al rato me llama Jesús, que venía para la ría a seguir observando la gaviota; éste logro acercarse lo suficiente al ave para hacerle unas cuantas fotos a pesar de la poca luz imperante.
La gaviota permaneció al menos 2 días más en la zona, la última vez que la ví fue el 15/12. Su estancia en este entorno ha sido breve pero lo suficiente para llenar nuestras pupilas con su hermosa presencia. A ver cuál es la próxima sorpresa que nos depara este pequeño estuario, tan poco frecuentado por los amantes de las aves.
Otras imágenes del ave a continuación...